martes, 12 de febrero de 2013
Una Cuaresma especial
Todos sabemos que la Cuaresma nos prepara a la mayor fiesta de nuestra vida cristiana, esto es, el recuerdo y vivencia de la pasión, muerte y Resurrección del Señor.
En casi todas nuestras iglesias, llegado el Adviento, vemos la “corona”, el belén en la Navidad. En Cuaresma, en nuestras iglesias, y en nuestras celebraciones deberíamos hacer presente la Cruz de Jesús. La Cruz debería ser el signo que concentrase toda la atención durante la Cuaresma. La forma de hacer presente la Cruz dependerá de la disposición de la iglesia.
Pienso en la parroquia donde yo estoy. Hay una gran cruz, con un Cristo precioso en lo alto del presbiterio... Pues hay que buscar la forma de hacer presente este signo. ¿Cómo? Haciendo los domingos de cuaresma procesión de entrada presidiendo la cruz, y puesto que en este tiempo no hay flores en el altar, pondremos una planta que adorne y resalte la cruz. Se puede hacer el primer domingo la entrada solemne y los demás, destacar su presencia en la monición de entrada. O no hacer la entrada y resaltarla de otra forma.
sábado, 26 de enero de 2013
Aquellos reclinatorios
Mi amigo Germán solo quiere dar largos paseos, pues piensa que así, perderá la cantidad exagerada de calorías, que estos pasados días de fiestas navideñas, ha ingerido en su cuerpo. Me cuenta que ha terminado de leer una novela sobre personajes “longevos”, esto es, una familia que han vivido desde hace más de 15.000 años, no han conocido la muerte, y se han ido adaptando según los periodos de la historia. Me cuenta que Iago del Castillo es un carismático longevo de 10.300 años al frente del Museo de Arqueología de Cantabria, se ve arrastrado, en contra de su voluntad, a dirigir una investigación genética: sus hermanos Nagorno, un conflictivo escita de casi 3.000 años, y Lyra, una huidiza celta de 2.500 años, cansados de enterrar durante siglos a sus familias efímeras, están obsesionados con identificar su rara mutación y tener hijos longevos. Cierto, me dice Germán un buen tema para olvidarnos de la crisis.
Cierto que éste no es tema central de nuestros diálogos, pero es que algunas veces hay que olvidarse de teologías y acciones pastorales. Y mira por donde que mi amigo Germán me dice: ¿Tú te acuerdas que cuando éramos pequeños, y ayudábamos a misa en el Santo Ángel Custodio, las señoras venian a misa con un “catret” y en la parroquia habían aquellos famosos reclinatorios?
No llego yo a comprender para qué sirven ahora. Si oíamos la misa sin arrodillarnos y volvemos de comulgar y nos sentamos, ¿cuándo, diantre, va a usarse el reclinatorio? No se utilizan hoy ni las tablas-reclinatorios de los bancos.
Los reclinatorios que quedan son una vieja estirpe de aristócratas venidos a menos.
sábado, 12 de enero de 2013
Pequeños (grandes) recuerdos (X)
Roma es mucha Roma, quizás es por eso que la gente dice que “todos los caminos llegan a Roma”. Esta tarde, que ha caído un gran chaparrón de agua sobre Valencia, le decía a mi amigo Germán, si sabía algo sobre las fuentes de Roma.
Los pocos días que me quedaban en la Ciudad Eterna, los quise aprovechar al máximo, pues son muchas las maravillas que encierra, la Roma pagana y cristiana.
En una de las comidas en la residencia me ponía en antecedentes sobre la Fontana de Trevi, un colegial que estudiaba en Pontificia Universidad San Tommaso. Era algo que yo no sabía, pero que son muchos los romanos que ignoran. El origen de esta preciosa fuente.
sábado, 22 de diciembre de 2012
El Adviento nos prepara para la Navidad
En estos días de Adviento le decimos a todos: Feliz Navidad, felices Pascuas, felices fiestas, feliz Año Nuevo... Las múltiples variaciones sobre un mismo tema tienen en común el deseo de felicidad. Durante estos días lo repetimos, muchas veces de palabra y por escrito, con más o menos adornos, con más o menos corazón. Forma parte del rito navideño el desear a otros lo que, sin duda, queremos para nosotros mismos, y a veces equivocadamente, lo buscamos donde no se puede encontrar.
La clave de la sinceridad del deseo está en que, además del gesto o la palabra, procuremos en la práctica la felicidad de los otros: los de cerca y los de lejos; los que sufren nuestros malos humores en el vecindario, y los que se ven afectados en la distancia por nuestras pequeñas decisiones económicas, políticas o culturales, que unidas a muchas otras construyen las grandes estructuras mundiales.
Hoy quiero daros a conocer unas reflexiones que he escuchado estos días, junto con otros muchos sacerdotes, pero que de forma indirecta, todo cristiano puede hacer suyas.
sábado, 8 de diciembre de 2012
Doctores de la Iglesia
El pasado día 7 de octubre fue reconocido como Doctor de la Iglesia a San Juan de Avila. Como patrono del clero secular español, es de una gran importancia, pues a lo largo de muchos años se le había solicitado al Papa este gran reconocimiento. ¡Gran gozo para todos!
Para ser doctor de la Iglesia, debe ser santo, y este doctorado lo otorga el Papa solo a aquéllos que son reconocidos como eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos. Los doctores de la Iglesia ejercen una influencia especial en el desarrollo del cristianismo.
Para ser doctor de la Iglesia ha de haber gozado de un particular carisma de sabiduría, en sus escritos y predicaciones, calificadas de doctrina eminente, a la vez que haber estudiado y completado con singular clarividencia los misterios más profundos de la fe y ser capaz de exponerlos a los fieles como guía en su formación y en su vida.
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