La mirada de un párroco, desde la esperanza y el optimismo. Ésta es la propuesta del autor de estas reflexiones que tendrán una periodicidad quincenal.

sábado, 12 de enero de 2013

Pequeños (grandes) recuerdos (X)


Roma es mucha Roma, quizás es por eso que la gente dice que “todos los caminos llegan a Roma”. Esta tarde, que ha caído un gran chaparrón de agua sobre Valencia, le decía a mi amigo Germán, si sabía algo sobre las fuentes de Roma.

Los pocos  días que me quedaban en la Ciudad Eterna, los quise aprovechar al máximo, pues son muchas las maravillas que encierra, la Roma pagana y cristiana.

En una de las comidas en la residencia me ponía en antecedentes sobre la Fontana de Trevi, un colegial que estudiaba en Pontificia Universidad San Tommaso. Era algo que yo no sabía, pero que son muchos los romanos que ignoran. El origen de esta preciosa fuente.

La fuente está situada en el cruce de tres calles (tre vie), es la mayor (con 26 m de alto y 20 de ancho) y más ambiciosa de las fuentes barrocas de Roma (Italia),  marcando el punto final del Aqua Virgo (en italiano Acqua Vergine), uno de los antiguos acueductos que suministraban agua a Roma. En el 19 a. C., supuestamente con la ayuda de una virgen, los técnicos romanos localizaron una fuente de agua pura a sólo 22 km. de la ciudad (escena representada en la actual fachada de la fuente). Esta Aqua Virgo corría por el acueducto más corto de Roma directamente hasta los Baños de Agripa y fue usada durante más de cuatrocientos años. El golpe de gracia a la vida urbana de la Roma clásica tardía fue la rotura de los acueductos por parte de los asediadores godos. Los romanos medievales quedaron reducidos a sacar agua de pozos contaminados y del río Tíber, que también se usaba como cloaca.                                                                    


La costumbre romana de construir una bella fuente al final de los acueductos que traían agua a la ciudad fue resucitada en el siglo XV, con el Renacimiento. En 1453, el papa Nicolás V terminó de reparar el acueducto Aqua Virgo y construyó una simple pila, diseñada por el arquitecto humanista Leon Battista Alberti, para anunciar la llegada del agua.



En 1625 el papa Urbano VIII, encontrando la fuente anterior insuficientemente dramática, pidió a Bernini que esbozase posibles renovaciones, pero el proyecto fue abandonado cuando el papa murió. La contribución duradera de Bernini fue cambiar la situación de la fuente al otro lado de la plaza para que quedase frente al Palacio del Quirinal (de forma que el papa también pudiese verla y disfrutarla). Aunque el proyecto de Bernini fue desechado en favor del de Salvi, hay muchos toques del primero en la fuente tal como fue construida. También existe una maqueta anterior llamativa e influyente hecha por Pietro da Cortona.



Los concursos se habían puesto de moda durante el Barroco para rediseñar edificios, fuentes e incluso la Plaza de España. En 1730, el papa Clemente XII organizó un concurso sobre la fuente en el que Nicola Salvi perdió, a pesar de lo cual recibió el encargo. Los trabajos empezaron en 1732 y terminaron en 1762, mucho después de la muerte de Clemente, cuando el Neptuno de Pietro Bracci fue situado en el nicho central. Las estatuas de Abundancia y Salubridad, en los dos nichos laterales fueron esculpidas por Filippo Della Valle.

El telón de fondo de la fuente es el Palacio Poli, al que da una nueva fachada con un orden gigante de pilastras corintias que enlazan las dos plantas. En el centro está sobrepuesto un arco del triunfo robustamente modelado.



El nicho o exedra central enmarcando a Neptuno tiene columnas exentas para mejores luces y sombras. En los nichos flanqueando a Neptuno, Abundancia vierte agua de su urna y Salubridad sostiene una copa de la que bebe una serpiente. Encima, unos bajorrelieves ilustran el origen romano de los acueductos.



Los tritones y caballos proporcionan un equilibrio simétrico, con el máximo contraste en su pose y disposición (para 1730 el Rococó ya había florecido en Francia y Alemania). 



Salvi murió en 1751, con su obra a medio terminar, pero antes se aseguró de que la fea firma de un barbero testarudo no estropease el conjunto, escondiéndola tras una vasija esculpida. La Fontana de Trevi fue terminada en 1762 por Giuseppe Pannini, quien sustituyó las suaves alegorías presentes por esculturas planas de Agripa y Trivia, la diosa romana.

Quiero deciros que si algún día vais a Roma no compréis agua embotellada. Bebed de las fuentes, son las más saludables y frescas de toda Italia.

Mi amigo Germán enseguida me ha dicho: ¿Cuándo organizas un viaje a Roma? La respuesta es, que si Dios quiere en junio de 2014.  ¡¡¡A ver si pasa la crisis!!!

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