La mirada de un párroco, desde la esperanza y el optimismo. Ésta es la propuesta del autor de estas reflexiones que tendrán una periodicidad quincenal.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Doctores de la Iglesia


El pasado día 7 de octubre fue reconocido como Doctor de la Iglesia a San Juan de Avila. Como patrono del clero secular español, es de una gran importancia, pues a lo largo de muchos años se le había solicitado al Papa este gran reconocimiento. ¡Gran gozo para todos!

Para ser doctor de la Iglesia, debe ser santo, y este doctorado lo otorga el Papa solo a aquéllos que son reconocidos como eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos. Los doctores de la Iglesia ejercen una influencia especial en el desarrollo del cristianismo.

Para ser doctor de la Iglesia ha de haber gozado de un particular carisma de sabiduría, en sus escritos y predicaciones, calificadas de doctrina eminente, a la vez que haber estudiado y completado con singular clarividencia los misterios más profundos de la fe y ser capaz de exponerlos a los fieles como guía en su formación y en su vida.

Cuatro son los doctores de la Iglesia española:

San Isidoro de Sevilla 
E1 26 de abril se celebra la fiesta de San Isidoro de Sevilla, uno de los obispos más ilustres de la historia de la Iglesia en España. De familia hispano-romana, Isidoro se convirtió en un ferviente obispo de la Sevilla romana y un puente que traspaso conocimientos desde el ocaso de la Edad Antigua al nacimiento de la Edad Media.

Procedente de una familia muy cristiana —sus hermanos Leandro, Fulgencio y Florentina son santos— Isidoro destacó siempre por su enorme sabiduría y su prudencia para pastorear al pueblo, defendiendo con firmeza la fe cristiana frente a los heréticos arrianos.

Fue un escritor muy fecundo. Hasta hoy nos han llegado muchas de sus obras y tratados sobre Astronomía, Geografía, Historia o Teología. Su obra más importante son las Etimologías, una especie de enciclopedia que compendiaba todos los saberes más importantes hasta su época y que fue materia de estudio de sacerdotes hasta el Concilio de Trento.

Su amor por los pobres fue muy grande. Antes de morir, repartió entre ellos todos sus bienes y pidió perdón públicamente por sus pecados. Murió a los 80 años. Fue declarado doctor de la Iglesia en 1722.

Santa Teresa de Jesús
El 28 de marzo de 1515 nació en Ávila Teresa de Cepeda y Ahumada. A los 18 años entró en el Carmelo, pero hasta los 39 no comenzaría la etapa definitiva de su vida: el miércoles de ceniza de 1554, se produce la conversión ante la imagen de un Cristo muy llagado. Es entonces cuando funda el convento carmelitano de San José en Ávila y cuando inicia su  obra reformadora y comienza a escribir obras capitales de la historia de la espiritualidad (El libro de la vida, Camino de perfección, Castillo interior, Las moradas), que en 1970 la llevarían a ser declarada doctora de la Iglesia.

Emprende la reforma del Carmelo, al compás de la reforma católica del siglo XVI, y funda conventos —hasta quince— ya del  Carmelo Descalzo en distintas localidades como Medina del Campo, Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Malagón, Burgos, Segovia, Beas de Segura y llega hasta Sevilla. Maestra de vida y oración, fémina inquieta y andariega, reformadora, ascética y mística, fuerte y sensible, apasionada por Jesucristo y fiel hija de la Iglesia, Santa Teresa de Jesús falleció en Alba de Tormes en 1582. Su fiesta es el 15 de octubre.

San Juan de la Cruz
El 24 de noviembre, antes de la reforma litúrgica conciliar, era su memoria. Ahora es el 14 de diciembre, día de su muerte en Úbeda en 1591. Juan de Yepes y Alvarez nace el día 24 de junio de 1542 en Fontiveros (Avila). En 1563 ingresa en Medina del Campo (Valladolid) en la Orden de los Carmelitas. Cinco años después se une a la Santa Teresa en la reforma del Carmelo. Sacerdote desde 1567, el 28 de noviembre de 1568 funda en Duruelo (Avila) el primer convento masculino del Carmelo Descalzo. Cambia su nombre religioso por el de fray Juan de la Cruz.

De 1577 a 1578 fue recluido en la prisión conventual de los Carmelitas Calzados de Toledo. Tras huir de la prisión, marcha a Andalucía donde predica y sirve a la reforma carmelitana. En 1590 es destituido, por insidias, de todos sus cargos.

Beato desde 1657, santo desde 1726, doctor de la Iglesia desde 1926 como «doctor místico» y patrono de los poetas y escritores desde 1952, fue autor de extraordinarias obras, tanto por su calidad poética como mística. Entre ellas sobresalen, El cántico espiritual, Llama de amor viva y Dichos de luz y de amor.

San Juan de Ávila
Nació en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) el 6 de enero de 1500. Beatificado en 1894, patrono del clero secular español desde 1946 y santo desde 1970, ahora  el 7 de Octubre se ha hecho realidad la proclamación oficial como doctor de la Iglesia, anuncio efectuado por Benedicto XVI el 20 de agosto en la JMJ 2011 Madrid.

Juan de Avila era de familia noble y pudiente. Tras estudiar Leyes, Artes y Teología, en 1526 es ordenado sacerdote y reparte sus bienes entre los pobres. Marcha a Sevilla con intención de irse como misionero a América. Pero el arzobispo hispalense le manda quedarse en la capital andaluza para evangelizar. Comienza su intensa actividad evangelizadora que tendrá a Andalucía como su epicentro. Predica, confiesa, escribe y enciende almas y corazones.

Tras Sevilla, evangeliza en Córdoba, Granada y Jaén. A partir de 1539 funda Colegios y Universidades, crea grupos o escuelas sacerdotales y realiza algunos inventos. En 1560 se retira a Montilla (Córdoba), donde muere el 10 de mayo de 1569, agotado por sus trabajos y enfermedades, diezmado por sus penitencias y confortado por su vida de ardiente caridad, de intensa oración y de amor a la cruz de Jesucristo.

Ante el reto en este Año de la Fe, tenemos que ser dóciles a la obra gratuita del Espíritu del Resucitado, que acompaña a cuantos son portadores del Evangelio y abre el corazón de quienes escuchan. Para proclamar de modo fecundo la Palabra del Evangelio se requiere ante todo hacer una experiencia profunda de Dios. Es lo que nos invita el doctorado del Maestro Avila, porque este fue el auténtico motor de su actividad evangelizadora; el secreto que se desborda haciendo eficaz la palabra y el ejemplo; el tesoro que crece a medida que se reparte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario