La mirada de un párroco, desde la esperanza y el optimismo. Ésta es la propuesta del autor de estas reflexiones que tendrán una periodicidad quincenal.

sábado, 30 de abril de 2011

¡Celebremos la Octava de Pascua!


Todos nosotros sabemos de la importancia que tiene el tiempo de la Cuaresma como preparación a la Pascua, y ésta como inicio a la cincuentena pascual y llegada del Espíritu Santo en Pentecostés.

Cuando celebramos la Vigilia pascual en las parroquias de la gran ciudad, se constata la evidencia de no haber acertado, pues no se logra una celebración popular. Soy consciente de la dispersión de esas mini-vacaciones, de nuestros feligreses, reconociendo que se van un buen número, pero acuden a las celebraciones de su pueblo, o del pueblo más cercano.

No debemos disminuir el esfuerzo por conseguir una buena celebración y no debemos ceder a la tentación de rebajarla a una hora temprana, pocas lecturas, encender el cirio pascual con un mechero... Se suele decir: “en la medianoche no viene nadie”. Creo que no es acertado.


Conozco celebraciones a las ocho de la tarde, unas por comodidad, otras porque se desplaza la vigilia de la parroquia pues a media noche está la de la otra comunidad neocatecumenal. Deberíamos tener en cuenta que la Vigilia es ya celebración del Domingo de Pascua y no una mera preparación para la Pascua.

En algunos momentos de nuestra vida cristiana, transcurrida la Cuaresma y la celebración del Domingo Pascual, tenemos que recuperar más fuerzas.

No debe suceder, que después del esfuerzo que realizamos en la buena preparación de la Cuaresma, la Semana Santa y la Vigilia pascual, nos dejemos arrastrar por la necesidad de las “mini vacaciones” y nos olvidemos del gozo de la prolongación de la Pascua en la celebración de la octava, de la predicación diaria a nuestros feligreses, en remarcar la importancia de la eucaristía dominical como lugar de presencia de Cristo resucitado.

¡Suenen los instrumentos! Quizás ya no tenemos cítaras ni clarines en nuestras iglesias, pero un primer paso es recuperar (si se ha perdido) la música y el canto. Y un segundo paso, será mejorar el elemento musical de nuestras celebraciones.

¡Feliz Pascua hermanos!

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