sábado, 24 de noviembre de 2012
Pequeños (grandes) recuerdos (IX)
Después de venir de vacaciones, por las tierras de Rumania, donde pude contemplar, entre otras cosas, las iglesias ortodoxas y el Cementerio Alegre, mi amigo Germán estaba impaciente en saber, qué me había pasado en mi visita a la Roma creyente y a la Roma pagana.
Como ya le dije a mi amigo, la visita la hice junto a un sacerdote toledano de nombre Francisco, el cual ya era licenciado en teología, y ahora estaba en Roma para hacer la licenciatura en Arquitectura, escultura, pintura y arte religioso. La verdad es que al enterarse que yo estaba para empezar el último curso de Bellas Artes, vio en mí un colega joven para tener ratos de diálogo. También es verdad, que el que salió favorecido por este encuentro fui yo. Luego se alegro mucho más, cuando le dije que me iba al seminario.
La visita al Museo Vaticano era mi gran ilusión, pero para mí fue una novedad enterarme, del gran descubrimiento que se había realizado no hacía muchos años en relación a las tumbas vaticanas.
sábado, 10 de noviembre de 2012
El "cementerio alegre"
Nuestra costumbre cuando llega el día de Todos los Santos y de Difuntos, es visitar y rezar por nuestros familiares y amigos difuntos, a la vez que les llevamos flores. El cementerio es uno de los lugares donde tenemos enterradas a aquellas personas que nos dieron la vida, las alegrías y los consuelos. Ellos son nuestros Fieles Difuntos.
Cierto que el cementerio se llena de flores con su peculiar colorido. Lo que no me podía imaginar, es lo que pude contemplar en mi último viaje a Rumania. Fuimos a ver “El Cementerio Alegre”. ¿Puede ser que al visitar a nuestros padres y familiares y amigos que nos dejaron en esta vida, nos pongamos “alegres”?
Fue una visita verdaderamente agradable, por su ambiente colorista, sus escritos en la lápidas, los cuales daban razón de la muerte de cada persona allí enterrada.
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