La mirada de un párroco, desde la esperanza y el optimismo. Ésta es la propuesta del autor de estas reflexiones que tendrán una periodicidad quincenal.

sábado, 30 de abril de 2011

¡Celebremos la Octava de Pascua!


Todos nosotros sabemos de la importancia que tiene el tiempo de la Cuaresma como preparación a la Pascua, y ésta como inicio a la cincuentena pascual y llegada del Espíritu Santo en Pentecostés.

Cuando celebramos la Vigilia pascual en las parroquias de la gran ciudad, se constata la evidencia de no haber acertado, pues no se logra una celebración popular. Soy consciente de la dispersión de esas mini-vacaciones, de nuestros feligreses, reconociendo que se van un buen número, pero acuden a las celebraciones de su pueblo, o del pueblo más cercano.

No debemos disminuir el esfuerzo por conseguir una buena celebración y no debemos ceder a la tentación de rebajarla a una hora temprana, pocas lecturas, encender el cirio pascual con un mechero... Se suele decir: “en la medianoche no viene nadie”. Creo que no es acertado.

sábado, 16 de abril de 2011

Mi cantimplora siempre está medio llena


Cuántos de nosotros al acercarnos a la Semana Santa, las fiestas más importantes de nuestra vivencia cristiana, nos sentimos molestos o tristes al ver que algunos de nuestros feligreses aceptan participar en la gran oferta de Cruceros, de estancias en la nieve, o bien unos días en la montaña. Se olvidan del gran acontecimiento de Jesús.

Nosotros debemos trabajar sin desfallecer. Nos cuesta entender los caminos del Señor. Queremos construir la Iglesia como una familia desde nuestros planes. Nos damos de frente con poderes que no dejan paso al proyecto del Evangelio. Pero el Señor sigue siendo la novedad de la humanidad y de nuestros pobres caminos creyentes. El Señor se encarga de prender la llama de la vida en un puñado de gente sencilla que nos da esperanza y nos llena de alegría.