Durante estos días
de la Pascua, mi amigo Germán me comentaba, que tenía un grave problema. Su nieto recibirá la
Primera Comunión dentro de unos días y su hija que está divorciada, no sabe qué
“hacer con el padre de su hijo”. ¡El rompimiento del matrimonio fue traumático!
¿Qué pasará en la celebración? ¿Nos sentamos en el mismo banco?
Recuerdo que leí,
no hace mucho tiempo, una carta que suelo utilizar para cuando me viene algún
caso parecido, y que le ha dado algo de luz a mi amigo Germán, a su hija y a algunos
feligreses.
Mira Germán, la
primera comunión es para tu nieto un gran día. Va a ser admitido por primera
vez a la comunión de la mesa eucarística en la comunidad cristiana. Esto
representa una gran fiesta para la comunidad y para la familia. Todos se
preparan largamente para ese día, tanto en la catequesis como en la preparación
de los festejos. Todos queréis que resulte una gran fiesta en la iglesia y en
casa.
Nunca, en su vida
consciente, se ha encontrado tu nieto tan en el centro de todos. Es una fiesta
para él y anticipa su alegría con ilusión. A veces esta ilusión queda nublada
por tensiones e inseguridades. Una de las causas puede ser el divorcio de tu
hija, como es ahora tu caso.